EL MANDALA DE LA VIDA Astrología Humanista
"¡El alma no es de hoy!, su edad cuenta muchos millones de años. Pero la conciencia individual es sólo la inflorescencia y fructificación estacional que nace del perenne rizoma subterráneo, y esa inflorescencia y fructificacion se encuentra en el mejor acorde con la verdad cuando incorpora a su cálculo la existencia del rizoma, pues la red de raíces es la madre de todo." Carl G. Jung. Símbolos de Transformación
LUNA LLENA EN ESCORPIO
La Luna sale hacia la puesta del Sol y se oculta al amanecer. Han transcurrido 15 días desde la Luna Nueva en Tauro y está situada de 180 a 135° detrás del Sol.
Durante esta fase la Luna ha alcanzado su punto de mayor distanciamiento del Sol de todo el ciclo. En el punto de oposición brilla con todo su esplendor. Esto completa la primera mitad del ciclo de lunación que empieza con la Luna Nueva y con una visión que fue sentida subjetivamente como respuesta a una necesidad. En las fases precedentes el alma evolucionada, guiada por los instintos, construye y perfecciona toda una serie de formas a través de las cuales expresar esta visión. Ahora que el proceso de construcción de formas ha sido realizado, en la segunda parte del ciclo, conforme la Luna se va acercando progresivamente de nuevo al Sol, es necesario que el alma evolucionada pueda progresar de su consciencia instintiva y corporal hacia un estado mental más consciente y despierto. El siguiente paso del proceso es el de desarrollar el crecimiento de nuestra consciencia así como el de nuestra habilidad de pensar antes de actuar.
Es la floración del ciclo, cuando se revela el significado del propósito de la vida y debe incluirse en la estructura construida durante la mitad creciente del proceso. Si la forma es inadecuada para contener el significado, o el significado no es digno de la forma, puede ocurrir una ruptura, aborto o disolución del impulso vital en este punto. Este es el pico de la luz y la iluminación total de la visión es la promesa de esta fase. Las semillas simbólicas florecen.
Con la Luna en el signo de Escorpio, este período indica el éxito de una cuestión relacionada con tus sentimientos. Los hechos precedentes se han desarrollado de forma positiva; has conseguido una situación emocionalmente segura y satisfactoria. Te sientes pleno.
Ahora que has conseguido el resultado emocional que deseabas, la naturaleza extrema de este signo puede hacerte dramatizar demasiado sobre el tema, o volverte excesivamente reservado al respecto.
LUNA GIBOSA EN LIBRA
La podremos observar desde la media tarde y durante parte de la noche, desde los 10 días y medio hasta los 14 días posteriores a la Luna Nueva.
Durante la fase de la Luna Gibosa, ésta va distanciándose rápidamente del Sol y acercándose a su plenitud que será durante el punto de oposición de la Luna Llena. Al reflejar la creciente luz de la Luna, la consciencia del alma evolucionada se da cada vez más cuenta de que es un ser independiente con un propósito específico que cumplir. Al igual que durante la etapa en la que aparecen los primeros capullos en el ciclo de las plantas, existe un clima de ansiosa expectación que espera la apertura de la flor. En cuanto uno está en equilibrio al borde de esta revelación, la idea fundamental de la fase de Luna Gibosa es la de mejorar y perfeccionar las estructuras construidas durante el Cuarto Creciente como dignos vehículos a través de los cuales expresar el propósito de la vida.
Durante la fase de la Luna Gibosa, ésta va distanciándose rápidamente del Sol y acercándose a su plenitud que será durante el punto de oposición de la Luna Llena. Al reflejar la creciente luz de la Luna, la consciencia del alma evolucionada se da cada vez más cuenta de que es un ser independiente con un propósito específico que cumplir. Al igual que durante la etapa en la que aparecen los primeros capullos en el ciclo de las plantas, existe un clima de ansiosa expectación que espera la apertura de la flor. En cuanto uno está en equilibrio al borde de esta revelación, la idea fundamental de la fase de Luna Gibosa es la de mejorar y perfeccionar las estructuras construidas durante el Cuarto Creciente como dignos vehículos a través de los cuales expresar el propósito de la vida.
A medida que la Luna se acerca a esta fase de su ciclo, en su superficie se refleja más luz que sombra y, simbólicamente, cualquiera que sea el tema en cuestión, ahora es posible ver con más claridad. Es momento de abrirse, poner las cartas sobre la mesa o exponer el propio punto de vista con entusiasmo.
Cuando la Luna se encuentra en esta fase en el signo de Libra, la ayuda llegara en el momento apropiado. El trabajo de un socio conseguirá facilitar el buen desarrollo del proyecto que tenga entre manos.
CUARTO CRECIENTE EN LEO
En su fase de Cuarto Creciente, la Luna sale al mediodía y se oculta a medianoche, de 7 a 10 días y medio después de la Luna Nueva.
Durante esta fase, la Luna está medio llena y sigue aumentando su luz de forma continua; ha alcanzado un ángulo de 90° respecto al Sol y ambos forman un aspecto de cuadratura. La cuadratura del Cuarto Creciente provoca una gran cantidad de tensión. Ahora, el impulso del ciclo es muy fuerte y contundente.
En la fase de Luna Nueva el alma evolucionada aprende a vivir en su nuevo cuerpo y a dejarse guiar por sus instintos. En la fase de Luna Creciente el impulso cíclico era el de ajustar la visión, superar la inherente resistencia y desarrollar la habilidad para forjar la autoconfianza. Ahora, durante la fase de Cuarto Creciente, la idea fundamental es la de emprender una acción directa con el fin de construir una firme estructura que pueda apoyar la realización del objetivo. La planta, durante esta fase de crecimiento, establece su sistema de raíces dando lugar a un tallo y a la estructura de las hojas. Ahora el ciclo debe quedar enraizado en su nueva dirección.
La fuerza vital debe establecerse firmemente
en su entorno y tomar acción directa para construir la estructura orgánica que
se convertirá en el vehículo para el propósito de la vida. Con la luz ganando,
el contorno estructural de lo que ha de ser se hace realidad. La semilla
simbólica establece sus raíces y crea su estructura.
Sólo la mitad de su cara está iluminada, mientras la otra permanece invisible a nuestros ojos, con lo cual el equilibrio está asegurado. Sin embargo, para el elemento Fuego al que corresponde el signo de Leo, no es suficiente. Esta fase genera un fuerte impulso de avance que permite alcanzar situaciones ventajosas; estimula tu deseo de ganar y esperás que todos los inconvenientes desaparezcan en tu propio beneficio, como si se tratara de un derecho divino a triunfar.
LUNA CRECIENTE EN CÁNCER
La fase de la Luna Creciente va desde
los tres días y medio hasta los 7 días después de la conjunción de la Luna
Nueva. La podremos observar en el cielo desde media mañana hasta poco después
de la puesta del Sol.
Ubicados a una distancia de 45°, el Sol
y la Luna ocupan una posición angular que provoca una máxima intensidad de
fuerzas correspondientes al aspecto de tensión de la semi-cuadratura. La idea
fundamental es la lucha contra las fuerzas de la inercia.
En el ciclo de las plantas, la fase
creciente se corresponde a las primeras semillas germinadas que luchan contra
la fuerza de gravedad para empujar hacia afuera los primeros y tiernos brotes a
través de la oscuridad y del espesor de la Tierra. Hay una necesidad de hacerse
cargo del cuerpo físico, enfocando las energías para relacionarse con la
densidad del entorno físico. Durante esta fase del proceso cíclico tiene lugar
una tensión dinámica entre las fuerzas del pasado y las del futuro.
El impulso de la vida se enfrenta a un
desafío, ya que debe luchar contra la inercia del ciclo pasado, movilizando su
energía y recursos y avanzando. A medida que la luz aumenta rápidamente, se
pueden percibir los primeros destellos de la visión. La semilla simbólica sale
de su envoltura y empuja sus primeros brotes hacia la superficie de la Tierra.
La Media Luna Creciente en un signo de agua denota
el comienzo de una relación o situación en la que predominan las emociones; lo
que sientes hoy se intensificará a medida que pase el tiempo. Este suele ser un
período favorable para el nacimiento de una nueva amistad.
El signo de Cáncer es el signo natural
de la Luna, y los sentimientos alcanzan su plenitud. También se encuentra en
su faceta más protectora y es imprescindible cotejar las nuevas emociones con
las experiencias pasadas para comprobar su validez.
EL ANIVERSARIO LUNAR
La astrología moderna le concede
una importancia considerable al día de nacimiento
de la persona, de la que se estudia la vida y carácter. Las revistas
astrológicas, que tienen que depender de datos simplificados y generalizados
para poder alcanzar un gran número de personas, han sido responsables
en parte de este énfasis exagerado de lo que se le llama el "signo
solar" de una persona. Como regla general, todos sabemos en qué día del
año hemos nacido, y ese día -el cumpleaños- calcula dentro
de un límite de pocos grados la posición del Sol en el zodíaco. Así,
se ha desarrollado entre las personas interesadas en la astrología, incluso muy
superficialmente, la costumbre de decir. "Soy Aries", o "Soy
Virgo", etc. queriendo indicar que, en el momento de su nacimiento, el Sol
estaba situado en el signo zodiacal de Aries o de Virgo.
Tal identificación del "yo" con la posición zodiacal del Sol tiene sin duda una validez muy real; sin embargo, y a pesar de que al Sol se le puede considerar como el factor más básico de una carta natal, no es el único factor de importancia fundamental, y la posición del Sol en el zodíaco no es la única manera de caracterizar su significado particular en el tema natal de un individuo. El zodíaco, como ya se dijo, es un ciclo de posiciones que registra el movimiento anual aparente del Sol desde el equinoccio vernal (el punto designado como cero grado de Aries), es decir, desde que cruzó el plano del ecuador en dirección norte.
Sin embargo, el zodíaco registra el camino del Sol como si nada existiera ni se moviera de un lado para el otro exceptuando este autócrata celeste espléndido y magnífico, el Sol, nuestro "rey". De la misma manera en que la mayoría de las personas consideran a su "yo" también como tal figura regia y grandiosa que vale por si sola en su pequeño universo, es natural que quieran identificar el carácter esencial de su propia persona con la posición zodiacal del Sol. Se entiende que el Sol es aquel que existe por sí mismo y que de él fluye toda vitalidad y energía. Se dice que se remite al "propósito" básico de la vida, a la "voluntad" del hombre "verdadero". Estos factores solares no se encuentran inherentemente afectados por cambios o por relaciones: es la naturaleza terrena la que, al orientarse a sí misma de manera diferente ante ellos, les hace parecer ser diferentes. Sin embargo, en la astrología geocéntrica la Tierra no tiene parte alguna en las relaciones celestes: sólo es el recipiente de las influencias espaciales, el objeto sobre el que actúan los cuerpos celestes. Las relaciones astrológicas se refieren únicamente a los movimientos de dos o más cuerpos celestes, y la relación entre el Sol y la Luna es normalmente la primera en ser considerada, siendo desde luego, algo absolutamente básico.
La relación cíclica entre la Luna y
el Sol es lo que produce el ciclo lunar, y cada instante del mes y del día
puede verse caracterizado significativamente por su posición dentro de este
ciclo lunar. Por tanto, una persona puede decir: "Soy Libra". A los
seres humanos se les puede dividir en tipos según el significado simbólico de
los periodos más importantes del ciclo lunar además de dividirlos según
los signos del zodíaco. Pero cuando se hace esto, el factor básico que se usa
como fundamento para clasificación no es el Sol solamente, sino la relación
Sol-Luna; y la clasificación se refiere a un aspecto o nivel del ser humano
total en la que el elemento de afinidad es de suma importancia.
Sí se describe al hombre y se clasifican a los tipos humanos en lo que se refiere al propósito arquetipo de su vida (es decir, de la "idea" de Dios de lo que debería ser o en lo que deberá convertirse el hombre), entonces la posición zodiacal del Sol en el momento del nacimiento es una indicación simbólica lógica y suficiente. Pero el hombre no es sólo una entidad unitaria que se encuentra en un aislamiento espléndido o que tiene un carácter que incluye una altivez trascendente con respecto a todas las relaciones. El Sol brilla por una finalidad, digámoslo así: pero el cumplimiento de esa finalidad incluye otros factores además del brillo solar. Incluye a intermediarios y agentes distribuidores que vinculan a la emanación del espíritu solar y los materiales caóticos de la Tierra, dentro de las estructuras adecuadas.
Estos agentes operan en el hombre en dos campos básicos: el campo de la dualidad y "vida" bi-polar, representado por la relación Sol-Luna (es decir, el ciclo lunar), y el campo de la integración múltiple, representado por el sistema solar como un todo cósmico, con sus múltiples ciclos interplanetarios. En esta obra estoy exclusivamente interesado en el primer campo citado, en el proceso básico según el cual la necesidad de la Tierra y sus criaturas convocan desde el corazón del Sol un nuevo impulso o vibración que se puede asimilar y usar gracias a las varias estructuras u órganos concretos que construye la Luna. La finalidad solar por si sola significaría poco sin las formas y medios necesarios para convertir esta finalidad en algo real. El impulso más espiritual es algo bastante vano, a menos que uno descubra un método y unos agentes adecuados para hacer que funcione.
El impulso solar debe ser utilizable, este es el primer paso. En el tiempo debido, tiene que revelar su propósito a la consciencia, la cual puede transformar entonces el impulso instintivo y ciego en consciente, significativo y creador de actividad humana, este es el segundo paso. El primer paso describe la primera mitad creciente de la lunación, mientras que el segundo se refiere al periodo menguante de la misma.
Aquí debo hacer hincapié una vez más en el hecho de que a las "fases de la Luna" no se le pueden considerar como factores lunares. Son los resultados de la relación Sol-Luna: El Sol se desplaza de la misma manera en que lo hace la Luna. El ciclo lunar es la combinación de sus movimientos periódicos. Así, si decimos de un hombre que es del tipo "cuarto creciente", no lo evaluamos desde un punto de vista lunar, sino en términos de un factor Sol-Luna. A este hecho hay que darle énfasis porque, obligados por la circunstancia obvia del cambio de aspecto de la Luna, los hombres han creído implícitamente que, durante el periodo lunar, la Luna misma experimenta cambios. Pero la Luna no cambia. Su luz sí lo hace, y su luz es su ofrenda de los productos de la relación Sol-Luna a las criaturas terrestres.
El "aniversario lunar" de un individuo es, por tanto, la fase particular de la relación Sol-Luna que operaba en el momento de su nacimiento, de la misma manera en que su cumpleaños oficial (en términos del ciclo del año solar) representa, aproximadamente, el punto alcanzado por el Sol en su viaje zodiacal anual. Mediante lo último, podemos descubrir la naturaleza de la energía primaria y del propósito arquetípico básico de un ser humano; a través de lo primero aprendernos cómo opera el proceso de la vida en el individuo, y cuál es su actitud característica al resolver los problemas reales de la vida que surgen de las relaciones y al resolver de forma concreta y práctica el propósito arquetípico revelado por el grado zodiacal del Sol natal.
El primer tipo de señal que manifiesta el aniversario lunar depende de si ocurrió durante el periodo creciente o menguante de la lunación. En el hemiciclo creciente, se le concede mucha importancia a la facultad de crear estructuras orgánicas; en el hemiciclo menguante, a la facultad de liberar significación creativa o de derribar estructuras anticuadas que ya no puede satisfacer las “necesidades de la época”.
Tomado de Dane Rudhyard: El Ciclo
de las Lunaciones
TAURO
Tauro: concepto de materia y materialización.
Es el segundo signo en la secuencia zodiacal de los doce signos. Luego de la ariana carrera veloz e impulsiva, el ser zodiaco necesita detenerse a descansar. Quiere dormir, tiene hambre; entonces disminuye la velocidad, va despacio, se calma, y comienza a incorporar tranquilamente su alimento. Es momento de nutrir y sustanciar con materia real su cuerpo, su devenir, su proyecto. Y lo hace sintiendo el suelo firme bajo sus pies, esa tierra fija, sólida, quieta, compacta, fecunda y nutritiva de la que es y se siente parte. Se hace preguntas concretas. Adquiere peso, volumen, aplomo, seguridad; se abastece, y satisface lo básico y lo placentero.
Distintos niveles de expresión de la
energía taurina.
Nivel básico:
Avaricia, gula. Es la persona densa, terca, pesada, usurera, tacaña, poderosa y sin escrúpulos, que vive trastornada por el tema del tener. No suelta, se aferra, come, bebe, posee, todo más de la cuenta. Es inamovible, se ata a sus hábitos y costumbres; es insaciable, de comida o de objetos que acumula indiscriminadamente. Se apega, posee, consume compulsivamente. En la Rueda Tibetana de la Vida es el arquetipo de quien se traga todo lo que otras personas crean, inventan y realizan.
Nivel clásico:
Pasividad, ahorro. Es una persona tranquila, lenta, sencilla, cómoda, contenta con la vida, a quien se ve satisfecha, plena, segura de sus capacidades, valores y recursos. Ama la naturaleza, ahorra, se interesa por lo físico y material, el dinero, el poder, el cuerpo, y se entrega con placer a la armonización de sus cinco sentidos. Tiene magnetismo, poder de atracción. Es sibarita, hedonista sin vergüenza, que gustosamente disfruta de los placeres de la vida. De gran generosidad para sí y para los demás, alimenta, asegura, cuida, da confianza y firmeza. Lo encontrarán en temas de gastronomía, campo, o bancos. Resiste, conserva, siente fidelidad en la dependencia, es estable, y paciente.
Nivel consciente:
Productividad fecunda. Conoce sus capacidades concretas y productivas, y las aplica con facilidad. Es una persona práctica, realizadora, transformadora, previsora, segura, que sabe dar forma concreta a las ideas. Se ocupa de obtener equipamiento de última generación, tanto en el hogar como en su ámbito laboral. Tiene poder personal, financiero y económico. Hace, materializa, plasma en la realidad, con un gran sentido de utilidad. Y, además, en este nivel de expresión, sabe transmutar sus deseos materiales en aspiraciones espirituales.
Mimy Cirocco
ARIES
Aries: Pura energía
El ser zodiaco nace, se activa, y se
pone en movimiento para comenzar la primera etapa del ciclo de su vida, el
inicio de aquello que haya decidido emprender. Tiene mucha energía en latencia,
y poca forma aún, como un adolescente, todo por hacer. Cuenta con gran empuje,
impulso, calor, efervescencia, deseo. Se despereza y sale corriendo, para
diferenciarse y deja atrás lo pasado. Avanza con rapidez y vehemencia hacia
adelante, nada parece detenerlo.
Veamos a Aries en tres formas distintas
de expresión.
Nivel básico:
Responde al arquetipo del ser violento. Con ira, violencia, exabruptos disruptivos, gritos, pelea, choque. Es irreflexivo, primitivo, arrasa con todo, rompe, golpea, no registra a los demás, es bruto, torpe, hostil, temerario, pendenciero, irresponsable, sin un gramo de diplomacia en sus actos, ni tampoco fe. Usa la fuerza, el dominio sobre otros, estilo matón, patovica; es el que se agarra a trompadas por cualquier cosa, intrusivo, levantisco, leche hervida. Marca territorio de modo violento, agresivo e invasivo.
Nivel clásico :
Es el arquetipo del conquistador, defiende, lucha, es independiente, imperativo, libre, impaciente, se manda solo, abre, empieza, acciona, motoriza, marca territorio de manera vehemente, con pasión y fogosidad. Es activo y tiene ideas que son como un motor de encendido. Es el corredor de autos, el boxeador, el escultor que golpea la piedra. Hace deportes de riesgo, y si son competencias elige aquellas donde sólo uno gana. Tiene voluntad, valor, habilidad para lanzarse a la acción. Es el arquetipo del héroe griego, por la regencia del planeta Marte.
Nivel consciente:
Responde al arquetipo del pionero, como principio activo dirigido. Enfoca, es el primero, va a la vanguardia abriendo caminos e independizando, es pionero, enérgico, activo, rápido. Practica tiro con arco y flecha con el sentido del zen. Hace artes marciales. Conoce el caudal potencial de su propia energía y lo aplica en ir, y hacer ir a otros, hacia adelante. Tiene una poderosa fe en la fuerza moral de sus ideales. Es precursor de una causa por la cual vive o muere. Su lema es yo soy, acá estoy, y su misión, ser.
Mimy Cirocco
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