En su fase de Cuarto Creciente, la Luna sale al mediodía y se oculta a medianoche, de 7 a 10 días y medio después de la Luna Nueva.
Durante esta fase, la Luna está medio llena y sigue aumentando su luz de forma continua; ha alcanzado un ángulo de 90° respecto al Sol y ambos forman un aspecto de cuadratura. La cuadratura del Cuarto Creciente provoca una gran cantidad de tensión. Ahora, el impulso del ciclo es muy fuerte y contundente.
En la fase de Luna Nueva el alma evolucionada aprende a vivir en su nuevo cuerpo y a dejarse guiar por sus instintos. En la fase de Luna Creciente el impulso cíclico era el de ajustar la visión, superar la inherente resistencia y desarrollar la habilidad para forjar la autoconfianza. Ahora, durante la fase de Cuarto Creciente, la idea fundamental es la de emprender una acción directa con el fin de construir una firme estructura que pueda apoyar la realización del objetivo. La planta, durante esta fase de crecimiento, establece su sistema de raíces dando lugar a un tallo y a la estructura de las hojas. Ahora el ciclo debe quedar enraizado en su nueva dirección.
La fuerza vital debe establecerse firmemente
en su entorno y tomar acción directa para construir la estructura orgánica que
se convertirá en el vehículo para el propósito de la vida. Con la luz ganando,
el contorno estructural de lo que ha de ser se hace realidad. La semilla
simbólica establece sus raíces y crea su estructura.
Sólo la mitad de su cara está iluminada, mientras la otra permanece invisible a nuestros ojos, con lo cual el equilibrio está asegurado. Sin embargo, para el elemento Fuego al que corresponde el signo de Leo, no es suficiente. Esta fase genera un fuerte impulso de avance que permite alcanzar situaciones ventajosas; estimula tu deseo de ganar y esperás que todos los inconvenientes desaparezcan en tu propio beneficio, como si se tratara de un derecho divino a triunfar.
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