La fase de la Luna Creciente va desde
los tres días y medio hasta los 7 días después de la conjunción de la Luna
Nueva. La podremos observar en el cielo desde media mañana hasta poco después
de la puesta del Sol.
Ubicados a una distancia de 45°, el Sol
y la Luna ocupan una posición angular que provoca una máxima intensidad de
fuerzas correspondientes al aspecto de tensión de la semi-cuadratura. La idea
fundamental es la lucha contra las fuerzas de la inercia.
En el ciclo de las plantas, la fase
creciente se corresponde a las primeras semillas germinadas que luchan contra
la fuerza de gravedad para empujar hacia afuera los primeros y tiernos brotes a
través de la oscuridad y del espesor de la Tierra. Hay una necesidad de hacerse
cargo del cuerpo físico, enfocando las energías para relacionarse con la
densidad del entorno físico. Durante esta fase del proceso cíclico tiene lugar
una tensión dinámica entre las fuerzas del pasado y las del futuro.
El impulso de la vida se enfrenta a un
desafío, ya que debe luchar contra la inercia del ciclo pasado, movilizando su
energía y recursos y avanzando. A medida que la luz aumenta rápidamente, se
pueden percibir los primeros destellos de la visión. La semilla simbólica sale
de su envoltura y empuja sus primeros brotes hacia la superficie de la Tierra.
La Media Luna Creciente en un signo de agua denota
el comienzo de una relación o situación en la que predominan las emociones; lo
que sientes hoy se intensificará a medida que pase el tiempo. Este suele ser un
período favorable para el nacimiento de una nueva amistad.
El signo de Cáncer es el signo natural
de la Luna, y los sentimientos alcanzan su plenitud. También se encuentra en
su faceta más protectora y es imprescindible cotejar las nuevas emociones con
las experiencias pasadas para comprobar su validez.
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